Día 12 | Administrar con sabiduría

«Ponga cada uno al servicio de los demás el don que haya recibido, y sea un buen administrador de la gracia de Dios en sus diferentes manifestaciones.»

(1 Pedro 4:10 RVC)

 

Necesitamos aprender a administrar cada área de nuestra vida. Nuestro punto de partida es el piso y no el techo de nuestro futuro. Cada hijo tiene asignado por el Padre determinados dones, cierta provisión y diferentes manifestaciones de la gracia. Hay un aspecto de la bondad de Dios que solo puede manifestarse a través de vos, para bendición de los demás que te rodean.

En primer lugar, es vital saber lo que tenemos. Compararnos con otros conduce a la amargura o a la vanagloria. El Padre nunca hizo dos hijos iguales, y cada uno es responsable de sus propias decisiones. La revelación para conocer lo que poseo me permite avanzar en el propósito que me fue asignado por el Padre como parte de su plan. Saber esto es liberador para avanzar y el desafío es fundamentalmente ser fieles. No hace falta nada más. «Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel» (1 Corintios 4:2 RVR1960). Permanecer en Cristo producirá el fruto y la guía del Espíritu activará el poder; nuestro legado estará determinado por la obediencia y no por nuestras propias fuerzas.

El desorden es otro gran enemigo de una buena administración, porque hace que perdamos de vista lo que poseemos. Muchas cosas se han deteriorado por el simple hecho de quedar guardadas u olvidadas en un cajón de nuestra vida. Lo urgente no debe desviar nuestra atención acerca de lo importante. En Cristo poseo todo lo que necesito: en mis manos hay semillas que contienen el potencial de crecer y dar mucho fruto para su gloria.

Recibir revelación acerca de lo que tengo implica la necesidad de aprender a administrar con sabiduría. Planificar, presupuestar, organizar, recibir guía: son todos ejercicios cotidianos en la vida de los hijos de Dios. La evaluación es constante y la consagración de nuestra vida a la voluntad del Padre, una necesidad diaria. No necesito gastar todo lo que tengo, ni guardar lo que poseo; necesito recibir guía. «Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios» (Romanos 8:14 RVR1960).

El sistema en el que vivimos promueve un desenfrenado consumo, un estilo de vida individualista y la búsqueda del placer inmediato como fuente de plenitud. El resultado es un mundo desordenado y vacío, al igual que al comienzo de los tiempos, con la necesidad imperiosa de que la voz de Dios establezca su gobierno. Esa voz llegará a las naciones a través de los hijos. Nunca dudes acerca de la bendición que Dios puso sobre tu vida, porque es parte de un plan maravilloso. Solo comenzá a administrar sirviendo a los que te rodean. Un hijo consagrado y que aprende a administrar la gracia tomará su lugar en los planes del Padre para bendecir a las naciones.

 

Motivo de oración

Padre, en este día pido sabiduría y revelación para administrar todos los recursos, las riquezas y la abundante gracia que recibí como herencia en Cristo. Utilizá mi vida para manifestar tu multiforme gracia a los que me rodean.

 

Aplicación práctica

Organizá tu agenda. Revisá tu presupuesto económico. Activá tu servicio ofreciendo oración a alguien en este día. Ajustá todas tus prioridades al propósito que el Padre declaró para tu vida.

 

Juan Pablo Sosa

 

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